REFLEXIÓN: EL MUNDO VITAL DE MOVIMIENTO DE JESÚS
El texto refleja el dominio cultural, social y político de la cultura romana y griega sobre los judíos en la época de Jesús. A medida que el poder romano se introduce en la región y la cultura griega tiene gran influencia en esta zona, la tradición y el pensamiento judío fue cambiando, olvidaron su lengua (el hebreo), se implementó el comercio dejando de lado la producción agrícola. El poder y la gran influencia romana no solo los llevo a una inculturización judía sino que también los sumó en un sin fin de adversidades. La principal radicó en la pérdida de la importancia del campesino, el cual se vio obligado a pagar impuestos y tributos que solo generaban mas pobreza y desigualdad; el endeudamiento de estos campesinos era de tal magnitud que muchos de ellos vendían lo que podían y terminaban en la ciudad en una pobreza desmedida. La mayoría de los los judíos que no era campesinos se vieron reducidos a ser esclavo, jornaleros e incluso mendigos. Por otro lado, los judíos que contaban con más “suerte” terminaron trabajando para las autoridades romanas pero siendo odiados por su pueblo.
Es así que Jesús, un judío campesino igualmente marginado fue líder para todos los que se sentían oprimidos, un líder en valores, un líder en principios. Ante tanto abuso e inequidad llegó a instaurar un poco de fe y esperanza en los marginados. Jesús por medio de acciones pacíficas, basándose en la predicación del reino de Dios, en una “revolución de valores” quería terminar con la injusticia por la que estaba pasando su pueblo. Criticó y luchó contra un sistema injusto que solo buscaba beneficio personal. Él se encargó de dejar un mensaje de hermandad, de humanismo en el cual se ve al otro como prójimo, como igual. Por esto fue ejecutado, pero su muerte no fue el final de la lucha por la igualdad.
La verdadera enseñanza que Jesús deja va más allá de la adoración por un ser superior, tiene sus bases en la esperanza, en no perder la fe en la humanidad, en el trabajo por la comunidad, en un mundo basado en la igualdad y el respeto por los demás. El texto muestra un Jesús humano, donde su poder no es en caminar sobre el agua o multiplicar el pan y el vino, su verdadero poder reside en hablar por el prójimo, en ser un líder que invita a la transformación pacífica de los sectores menos favorecidos.
Haciendo una comparación con la situación que viven muchos indígenas y otros sectores excluidos, se ha visto como han ido perdiendo su tradición, como han sido despojados de sus tierras y como no son tenidos en cuenta en la participación social. El estado deja perder lo propio por convenios que solo beneficia a los grupos perteneciente a la élite. A pesar de las tantas injusticias que viven los diferentes grupos marginados, no dejará de existir la esperanza por un mundo en equidad. Siempre encontraremos un líder marginado cansado de la injusticia, luchando por su pueblo.
Es así que Jesús, un judío campesino igualmente marginado fue líder para todos los que se sentían oprimidos, un líder en valores, un líder en principios. Ante tanto abuso e inequidad llegó a instaurar un poco de fe y esperanza en los marginados. Jesús por medio de acciones pacíficas, basándose en la predicación del reino de Dios, en una “revolución de valores” quería terminar con la injusticia por la que estaba pasando su pueblo. Criticó y luchó contra un sistema injusto que solo buscaba beneficio personal. Él se encargó de dejar un mensaje de hermandad, de humanismo en el cual se ve al otro como prójimo, como igual. Por esto fue ejecutado, pero su muerte no fue el final de la lucha por la igualdad.
La verdadera enseñanza que Jesús deja va más allá de la adoración por un ser superior, tiene sus bases en la esperanza, en no perder la fe en la humanidad, en el trabajo por la comunidad, en un mundo basado en la igualdad y el respeto por los demás. El texto muestra un Jesús humano, donde su poder no es en caminar sobre el agua o multiplicar el pan y el vino, su verdadero poder reside en hablar por el prójimo, en ser un líder que invita a la transformación pacífica de los sectores menos favorecidos.
Haciendo una comparación con la situación que viven muchos indígenas y otros sectores excluidos, se ha visto como han ido perdiendo su tradición, como han sido despojados de sus tierras y como no son tenidos en cuenta en la participación social. El estado deja perder lo propio por convenios que solo beneficia a los grupos perteneciente a la élite. A pesar de las tantas injusticias que viven los diferentes grupos marginados, no dejará de existir la esperanza por un mundo en equidad. Siempre encontraremos un líder marginado cansado de la injusticia, luchando por su pueblo.
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