domingo, 20 de abril de 2014

FUNDAMENTALIDAD. “Unas mayorías crucificadas”


“Unas mayorías crucificadas”

Tomo esta frase como inicio a mi crítica, opinión o aporte a la lectura de Oscar Arango “teología de la realidad histórica”, puesto que desde la realidad que estamos trabajando como es la de las comunidades indígenas en una sociedad como la de hoy. La “crucifixión” a la que se han visto sometidos y sometidas no solo por el maltrato físico que desde la llegada de los españoles en 1492 viene dándose, sino por la pérdida de su propia identidad, de sus ritos, sus costumbres y tradiciones, la pérdida de sus territorios, de su medio ambiente, inclusive de los derechos que hoy en día los pocos indígenas que sobreviven no conocen. Igualmente pero más grave aún la cruz que como sociedad “globalizada” les hemos cargado por la indiferencia que se demuestra no solo a su propia existencia, sino a las problemáticas de vida que no menores de las de cada uno de nosotros enfrentan.  Por otro lado retomo esta frase “escuchar la realidad histórica no es otra cosa que el ser mismo replegándose sobre sí” por que  como podemos ver en nuestro alrededor y lo que nos es mostrado en medios de comunicación la sociedad anda en una búsqueda incansable e insaciable de la realidad de los demás seres existentes no solo en el mundo sino en el universo;  pero cometiendo el error de ni sin siquiera detenerse, pensar y reflexionar acerca de su propia realidad. Buscarse, encontrarse y reevaluarse a  sí mismo es el primer paso para poder entender la realidad del otro y así concordando con una de las conclusiones del escritor el ser humano será capaz de dar-de-sí  y tendrá la posibilidad de saber y entender la realidad histórica de esas mayorías que hasta el día de hoy ignora.
“ Ciertamente, cada comunidad indígena es un verdadero sujeto colectivo y no una sumatoria de individuos particulares que comparten una serie de derechos o intereses difusos. (C.P., artículo 88)
Las comunidades indígenas han sido marginadas durante mucho tiempo del sistema de producción. Muchas de estas comunidades han sido aniquiladas o desplazadas por su territorio altamente apetecido económicamente. Sin embargo, a pesar de esto, son sujetos de un proceso creciente de fortalecimiento de la identidad étnica.
Si bien es cierto que los derechos de las comunidades indígenas, como individuos y como colectividad, han sido ampliamente reconocidos y protegidos por la Constitución de 1991 y se les ha dado un trato diferente centrado en su riqueza y diversidad cultural, aún queda un largo camino por recorrer. Como población no se han incorporado totalmente a la cultura e identidad nacional, de cierta forma han sido objeto de varias representaciones jurídicas y sociales, pero siempre ha existido diferencias con la generalidad.
Estar de cierta forma en la realidad entendiendo que no estoy solo, nos lleva a poder determinar esa capacidad que resulta en últimas siendo libertad.  El funcionamiento de esta libertad se ve desde diferentes estados: formas que de manera integral son las que van a limitar o frenar el desarrollo humano, como individuos o como colectividad.  Falta conciencia para entender que no sólo es respeto por mi vida y mis derechos, sino por la vida y derechos de los demás. Aún falta entender que cada comunidad es realmente un sujeto colectivo, aún las estructuras sociales no permiten que sean efectivos en su máxima expresión. Viéndolo desde el modelo que plantea Amartya Sen, el enfoque cualitativo, ha existido cierta contradicción entre la estructura que se ha creado para la protección de estos grupos y la cotidianidad; lo que vive esta población día a día es completamente diferente su realidad.
No hacer efectivas esas estructuras sociales es lo que nos lleva a la pobreza como incapacidad humana, donde su mal funcionamiento atenta directamente contra la dote y capacidades del ser humano, más específicamente de esta comunidad, lo que lleva a que su existencia, su vivir sea completamente diferente  y limitado, porque sus condiciones no son iguales a las de los demás. Por esta razón, nuestra responsabilidad como profesionales es grande, teniendo un acercamiento más real y humano con las diferentes historias de vida que podamos encontrarnos en el camino, responsabilidad  sabiendo como podemos ayudar y aportar para que esa realidad cambie.

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